Hasta el más tonto tiene un blog

Miércoles 5 de Septiembre, 11 y pico de la noche. Faltan 21 días para el día D y hace un calor horrible. Hoy es uno de esos días en los que te aburres. Te aburres mucho y punto. Has visto una peli, el capítulo nuevo de New Girl, leído algunas páginas de un buen libro, ido a correr, tomado el sol, dormido, mirado al techo, la pared y otra vez al techo... (y luego un rato de nuevo a la pared) y ya no sabes qué hacer. Sí, hoy es uno de esos días. Y quizás porque es uno de esos días, he recordado que hace más o menos un millón de años me abrí una cuenta en blogger pero nunca jamás de los jamases me creé un blog y luego he mirado mi montaña de papeleo del Erasmus y me he dicho ¿por qué no?

En fin, hay tres razones básicas por las que he decidido hacerme finalmente un blog:

1) Adoro escribir.

2) Me voy de Erasmus ( -¿En serio? ¿Síii? ¿La montaña de papeles de Erasmus sobre tu escritorio no es por tu precoz Síndrome de Diógenes? - Sí, en serio, juradito por Snoopy).

3) Tengo la peor memoria del mundo después de la de Dory, la de Buscando a Nemo.

Las tres razones por separado no me hubieran llevado a escribir un blog nunca, pero si las ponemos todas juntas acabamos con una chica de 21 años que siempre tiene que estar escribiendo algo, que se va al extranjero un año entero a vivir una experiencia que todo el mundo dice que es inolvidable, única, guay del paraguay y chachi piruli y que apenas logra recordar lo que comió ayer. ¡Y nadie quiere olvidar los detalles de una experiencia chachi piruli! Así que aquí entra el tema de la tontería de escribir en Internet mi diario de Erasmus. 

Realmente esto es más para mí que para cualquier otro (¡Hola mamáaaaa!): voy a decir muchas tonterías, ser súper inconstante y seguro que casi siempre me da por escribir entradas larguísimas. Pero oye, si alguien saca algo de provecho de las batallitas que les contaré a mis nietos imaginarios pues... ¡chupi!

Un beso grande.

PS: Se agradecería si alguien me trajera un helado.