viernes, 2 de octubre de 2015

QUERIDO DIARIO ERASMUS ES UN BUEN EJEMPLO

Sé que hace dos años que no escribo. Bueno, lo siento. Mi intención no era volver a hacerlo. El Erasmus acabó, es lo que toca. Pero me ha pasado algo muy curioso sobre el blog y quería compartirlo.

¿Saben ese momento en el que te aburres tantísimo de estudiar que googlear tu nombre se convierte en una buena alternativa? (Espero que sí, porque si no voy a sentirme muy sola en mi patetismo). 

Pues bien, hoy he googleado mi nombre, el de algunos artículos y relatos que he escrito aquí y allá... y he descubierto que este blog que con tanto cariño escribí durante mi Erasmus sale en un manual del Gobierno de Aragón sobre el "Uso y posibilidades de los blogs" (pág. 30).  

"En primer lugar se van a mostrar ejemplos concretos de blogs que destacan por su calidad, sus contenidos o su relevancia. Siempre es recomendable fijarse en buenos ejemplos y tomarlos como referencia".

Guau. ¡Mira, mamá, al parecer soy un buen ejemplo!

lunes, 15 de julio de 2013

IRSE DE ERASMUS PARA DUMMIES (VOL.IV)

Para no perder las buenas costumbres, papeleo en casa.


Entre el deshacer las maletas y entrar de lleno en la depresión post-erasmus aún hay algunas cosas que debes hacer. Cómo no, más papeleo.

1) Beca del Cabildo de Gran Canaria. Llevar a la sede del Cabildo el MODELO IV que se adjunta con la Beca para Programas de Movilidad Universitarios junto con un certificado que te da la Universidad de Padua en el que se encuentran tanto tu fecha de llegada como de salida. Esto es importante para que no te quiten el dinero. De nada.

2) Gabinete de Relaciones Internacionales. Lleva al Gabinete de Relaciones Internacionales de la Universidad los certificados de llegada y salida de la ULPGC cumplimentados por la universidad de Padua. Además, rellena el Informe del Estudiante y llévalo. Tienes hasta el final del mes de julio.

3) Saluda a tu coordinador. Llévale los originales de los certificados de los clerkships de prácticas que has hecho, pregúntale sutilmente si ha recibido el Transcript of Records que sabes que la Coordinadora de Padua le ha mandado, asegúrate de que todo está en orden y VETE A LA PLAYA, que te hace falta.

4) Haz una suuuuuperfiesta para contarle a tus amigos las anécdotas del erasmus que no has escrito en el blog porque tu madre lo leía.


- En algún momento del verano, y si has hecho el examen de certificación de italiano de la Universidad de Siena, métete en este link, introduce tu número de matricula y tu fecha de nacimiento y comprueba que has aprobado, que seguro que sí.


domingo, 30 de junio de 2013

Los secretos de Bolonia

A pesar de que Bolonia está sólo a hora y media en tren de Padua, había ido postergando su visita hasta ayer. Curiosamente, la ruta que hice de la ciudad medieval ayer fue algo distinta de lo que acostumbro a hacer en las ciudades que visito. La Ruta de los Siete Secretos. Más interesante sin lugar a dudas. ¡Y a Dios gracias! Porque, aunque Bolonia es una ciudad con cierto encanto, no es de las que te quitan el hipo de una patada al plexo solar (hoy me he levantado violenta).

Le Due Torri de Bolonia
Los Secretos de Bolonia son siete (u ocho según quién te los enseñe). Son:

1) El reloj de la estación. Si sales de la estación, caminas un poco y te das la vuelta verás que de los dos relojes que coronan el edificio en lo alto, el que queda a tu izquierda está parado a las 10.25. Ésa es la hora a la que estalló una bomba en ese mismo lugar poco después de finalizar la IIGM y sigue parado en recuerdo de las víctimas del fascismo italiano. Unos metros por debajo se puede leer una placa con los nombres.


2) La pilila de Neptuno. Se cuenta que el escultor que creó la estatua de Neptuno del centro de la Piazza Nettuno le puso unos genitales considerables. El arzobispo, cómo no, se ofendió y mandó modificarlos. El artista no se lo tomó muy bien y aunque lo hizo, jugó con la perspectiva de tal manera que desde el convento que estaba en la esquina pareciera que parte de la mano de la estatua era su miembro en erección. Un cachondo el tío este.


3) L'arco della Voce. Cerca de la Piazza di Nettuno hay un cruce de galerías que se encuentran en unos arcos presididos por los cuatro santos más importantes de la ciudad. En este rincón de la ciudad se produce un efecto curioso. Si hablas cara a la pared bajo la estatua de San Petronio, patrón de la ciudad, la persona que esté en la esquina opuesta, debajo de la estatua de San Domingo, te escuchará. Es como lo de los vasitos de yogur unidos por un hilo de cuando éramos peques pero con más estilo. Las teorías por las que esto se construyó así son varias: para que los curas pudieran confesar a los leprosos, para que cuatro jurados pudieran deliberar sobre un reo situado en el centro, para que los cuatro santos pudieran escuchar tus plegarias....


4) El calendario solar de la catedral. Durante unos minutos cerca del mediodía entra la luz del sol por un agujerito en el techo del Duomo de Bolonia e incidí sobre una línea en el suelo de la Iglesia donde están marcados los días. Sólo dura unos instantes, y si está nublado OBVIAMENTE no sucede. Además, me parece que sólo ocurre durante determinados meses del año. El calendario tiene un error de un par de días.


5) Cannabis protectio. En varios pórticos de la ciudad hay grabados que señalan qué vendían los comerciantes que se refugiaban ahí. Posss hay una de la marihuana.


6) La ventana. Hay un pedazo de muro en las calles de Bolonia que no es tal. Si empujas ese cuadradito rodeado de grafitis verás que al otro lado hay escondido un rincón encantador de la ciudad.


7) El señor demoníaco  Cerca de la plaza de una iglesia (que diría cuál es pero es que no me acuerdo del nombre) hay una casa enorme que tiene los rostros de los que ahí vivían esculpidos. Cuenta la leyenda que el dueño de la casa se la jugó al arquitecto al que mandó construirla y no le pagó todo lo acordado y entonces el escultor representó su rostro con cara de malo malísimo y cuernos. Más majo.


Sin embargo Bolonia es algo más que estos siete secretillos, es más, a mí me enseñaron un octavo señalándome una flecha clavada en el techo y contándome una historia a lo Romeo y Julieta.

En Bolonia también podemos ver en la sede de la primera universidad de Italia los escudos de armas de todos sus Doctores Honoris Causa, entre los que se encuentra el del primer erasmus: Erasmo de Rotterdam. También, en esa misma sede podemos ver un Teatro Anatómico...

Escudos de Armas en la sede de la Universidad de Bolonia

Teatro Anatómico

¡Y qué sé yo! Se puede ir al parque Margherita, ver la tumba de San Domenico...

Iglesia de Santo Domingo

jueves, 27 de junio de 2013

A montárselo en Italia

Futuros erasmus con destino Italia, hoy os traigo una buena noticia. Los 100 Montaditos llega al país de la pizzaaaaaa (y tiene que hacerlo justo cuando yo me voy, ¿no? ¡Maldita sea!).


miércoles, 26 de junio de 2013

9

Recuerdo que al principio del Erasmus, hace ya una pequeña eternidad, me daba por escribir todos los días 26 un post resumiendo mi mes. Llegué a tres si no me equivoco (yo avisé de que la constancia no era lo mío). Y hablé de la nieve, de los viajes e incluso de mi primer examen. Después, no recuerdo por qué, dejé de hacerlo. Así que ahora lo retomo:

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Hoy se cumplen nueve meses de mi Erasmus. Muchas cosas han cambiado desde que llegué, desde esa primera impresión. Ahora soy incapaz de distinguir el olor a pizza por la calle y cuando monto en bici sólo con una mano no me extraño por ver a tanta gente fumando. Ya no me sorprende que alguien pueda comer pasta todos los días de primero y ni siquiera abro los ojos por la mañana cuando resuenan las campanas de la iglesia. Las tormentas en las que parece que va a acabarse el mundo me hacen sonreír. Creo que hasta voy a echar de menos el sonido casi constante de la lluvia contra mi cristal mientras me hago una bolita debajo de mi edredón.

Muchas cosas han cambiado desde que llegué. Por ejemplo, mis palabras. Mis palabras han cambiado. Ahora me cuesta errores buscar sinónimos sin que mi cerebro se empeñe en meter una palabra en italiano. Me avergüenza decir que incluso algunas veces no sé a qué maldito idioma pertenece algún adjetivo con el que me obceco. Y considerando que aspiro a ser escritora no sé cómo de bueno pueda ser eso. Pero me divierte, todo hay que decirlo.

Yo. Yo también he cambiado una barbaridad. Y no me refiero a tener el pelo más largo, la piel más clara y haber perdido un par de kilos. Me refiero a que todo lo demás también ha cambiado. Es imposible que una experiencia tan radical como un Erasmus no te transforme de los pies a la cabeza: ¿casi un año lejos de casa, escuchando una lengua extraña, sin tus padres y tus amigos de siempre, sin tu cama, el coche, o tu champú? Claramente te vuelves el reflejo mismo de la adaptación: aprendes a hablar otra lengua y a vivir echando de menos a los tuyos (Dios bendiga el Whatsapp), haces amigos nuevos con un par de palabras y unas sonrisas; llegas a tu cama tan cansada que no te importa que no sea la tuya, y te fastidia, pero superas el hecho de que la nevera no se autorellene sola en épocas de exámenes.

Juraría que ahora escucho mejor (efecto secundario de intentar descifrar acentos), corro más rápido (algo había que hacer para no engordar con tanta pasta) y he aprendido a canjear horas de sueños por tazas de café, porque hay demasiado que hacer, demasiado que ver, demasiado que vivir... y poco tiempo. Juraría que hasta ha mejorado mi alemán y que le he ofrecido alojamiento en Canarias a medio planeta Tierra...

Ahora que estoy casi al final de mi Erasmus, me debato entre tantos sentimientos encontrados que no sé expresarlos. Sigo echando de menos a la gente que me espera en casa, cada segundo que pasa más, y las croquetas (jopé, cómo hecho de menos las croquetas y el clipper de fresa). Pero también estoy empezando a extrañar a los nuevos amigos de los que todavía no me he despedido. A muchos probablemente no los volveré a ver nunca y el sentimiento de impotencia que eso genera es tan fuerte que a veces no sé si quiero volver o preferiría seguir de Erasmus para siempre. En la retina se me han quedado grabadas los rincones más bonitos de Venecia, Roma o Florencia, en el oído un par de dialectos... y en el corazón, ellos. Porque durante el Erasmus te das cuenta de que los que construyen tu experiencia única no son las ciudades más bellas del planeta, las fiestas o los aprobados por la cara (bueno, también) sino las personas con quienes los compartes... 

Y eso. Que hoy se cumplen nueve meses de mi Erasmus y me da pena poner por escrito que no habrá un diez. En dos semanas vuelvo a casa.